jueves, 18 de enero de 2018

Ángeles en la oscuridad I



El capitán Lucio de los Ángeles Sangrientos había sido enviado a un lejano planeta donde apenas llegaba la luz. Desde allí se emitían señales de ayuda, pero desde hacia mucho tiempo nadie respondía. Su misión: descubrir que había ocurrido...







-¡Capitán! ¡Nos acercamos a nuestro destino! 
-Preparaos para el desembarco. Que la nave se quede orbitando por si necesitásemos una extracción de emergencia. -Respondió el capitán Lucio.

El equipo de exploracion del capitán Lucio estaba formado por una escuadra táctica, exploradores embarcados en landspeeder y el hermano Zargo, capellán  exterminador. 

Una vez tomaron tierra, se encontraron con un paisaje bastante dañado.

- Señor, los escaneres no detectan ninguna forma de vida, pero está claro que aquí se libró una guerra. - Dijo un marine, equipado con un auspex.

Había claros indicios de combate, pese a que no había ningún cuerpo en los alrededores. Fuera lo que fuese que ocurriese allí, solo había dejado escombros. Poco a poco se adentraron en una jungla, que pese a estar algo viva, se notaba que había vivido tiempos mejores. Arboles caídos y chatarra rodeaban a los marines espaciales.

-Manteneos alerta. Es posible que los supervivientes estén acechando. - Ordenó Lucio.

-Ya habéis escuchado al capitán. No os separéis y estad preparados para cualquier cosa. Somos marines espaciales y... - Dijo el sargento de la escuadra táctica. 

-¡Señor! - Interrumpió el marine con auspex. - ¡Detecto numerosas formas de vida acercándose!


-¡Bichooooos! - Señaló uno de los exploradores. 

-¡Abrid fuego! ¡Que no sobreviva ninguno! - Dijo Lucio sin titubear, mientras el hermano Zargo comenzaba con los ritos de batalla.

Progenies de genestealers y devoradores avanzaban hacia Lucio y sus hermanos. Aunque muchos caían, no parecían tener fin.

-¡Capitán! ¡Nos están rodeando! - Grito uno de los exploradores.
-Avisad a la nave, despejad un camino. Nos dirigiremos al punto de extracción. ¡Vamos! - Dijo Lucio, liderando el avance. - Y que el emperador nos proteja... - Susurró.

Rápidamente, el grupo de reconocimiento del capitan Lucio concentró el fuego en una zona concreta, en dirección al punto de extracción donde se dirigía en cabeza su capitan, con el fin de despejar un camino por el que retirarse. Pero los tiranidos no se lo pondrían nada fácil...

Continuara...









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